Ya ha transcurrido un año desde que se dio inicio al Jubileo Somasco, recordando los 500 años de la prodigiosa liberación de San Jerónimo Emiliani, por obra de la Virgen María.
Fue verdaderamente un año de gracia y oración. Un año en el que insistentemente hemos pedido al Señor que también nos libere a nosotros de todas aquellas cosas que no nos permiten seguirlo a Él con plena entrega y libertad. De todas aquellas cosas que no nos permiten tenerlo a Él en el centro de nuestras vidas y que no nos dejan tampoco llevar a plenitud el mandato del AMOR.
Cada uno sabrá a que punto está en esta tarea y si se ha dejado modelar y transformar por "nuestro alfarero".
Pero a pesar de que se termina este año jubilar, no podemos dejar de insistir en nuestra oración y pedirle al Señor que en todo momento estemos dispuestos a cambiar y dejar que el Señor convierta nuestro corazón de piedra en un corazón de carne que esté dispuesto a AMAR sin límites.
Os dejamos en la imagen superior el programa de la clausura de este Año Jubilar Somasco...
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