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viernes, 15 de enero de 2010

VIDA DEL SIERVO DE DIOS, JOSEP SAMSÓ

El sacerdote Josep Samsó i Elias nació en Castellbisbal el 17 de enero de 1887. Durante su infancia residió en Rubí, donde fue alumno del colegio de los Hermanos Maristas. Más adelante su familia se trasladó a Sarrià (Barcelona) y en el año 1900 Josep Samsó ingresa en el Seminario de Barcelona donde cursó los estudios eclesiásticos que completó en la Pontificia Universidad de Tarragona, donde obtuvo el grado de doctor en teología.

Después de servir durante unos años en las parroquias de Argentona (Maresme) y de Mediona (Alt Penedès), en el año 1923 fue trasladado a la parroquia de Santa María de Mataró, de la cual fue rector hasta su muerte, el año 1936.

Encarcelado por su condición de sacerdote el 30 de julio de 1936, permaneció en la prisión de Mataró durante un mes. Su cautiverio terminó con su asesinato en el cementerio de Mataró el día 1 de septiembre de 1936. Murió perdonando a sus ejecutores y con una gran ejemplaridad cristiana. Por esta razón, el doctor Samsó será beatificado como mártir.

En la parroquia de Santa María de Mataró, el doctor Samsó llevó a cabo una gran actividad religiosa, en la que destacó su dedicación a la catequesis. El obispo de Barcelona Manuel Irurita manifestó en varias ocasiones que el doctor Samsó era “el primer catequista de la diócesis”. Y elque fue obispo de Segovia y experto en catequesis, doctor Daniel Llorente, declaró que “el doctor Samsó tenía en su parroquia de Santa María de Mataró el catecismo mejor organizado de toda España”.

La carta de los tres obispos de la provincia eclesiástica de Barcelona – que también firma Mons. Sebastià Taltavull, obispo auxiliar de Barcelona – hace un resumen de la vida y el apostolado del doctor Josep Samsó y concluyen su documento con estas palabras: “Pedimos a Dios que su glorificación redunde en frutos de vida cristiana en nuestras diócesis y en frutos de imitación de las virtudes personales y apostólicas de las que él nos dio tan alto ejemplo. De manera especial, nos parece que el perdón con el que murió nos pide ser siempre, y especialmente en las actuales circunstancias de nuestro país, promotores de ese espíritu de perdón y de reconciliación que siempre ha caracterizado a los mejores seguidores de Jesucristo”.

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